sábado, 8 de agosto de 2015

El 'Calvario' de Azuaga (Diario de Sevilla)

El 'Calvario' de Azuaga


En la localidad del sur de Badajoz recibe culto un Crucificado de Ocampo, 
realizado a imagen del Cristo sevillano, que celebra los cuatrocientos años 
de su llegada con un Año Jubilar.

J. P., 24.03.2015 
 
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El Cristo del Humilladero de Azuaga, obra de Francisco de Ocampo.

Francisco de Ocampo abrió con el Cristo del Calvario, realizado en 1611 para el oratorio que Gaspar Pérez de Torquemada tenía en la Iglesia de Santa Catalina, su serie de Crucificados. La mayoría de ellos se quedaron en la ciudad en la que trabajó: el ya mencionado del Calvario, el de la Salud de la Carretería (hacia 1615), el del convento de Santa Inés, el que estuvo en la clausura de Santa Clara o el de las Mínimas de Triana. Otros dos traspasaron las fronteras sevillanas: el de la Vera Cruz de Sanlúcar de Barrameda y el del Humilladero de Azuaga. De este último se celebra este año el IV centenario de su llegada al pueblo, del que es patrón, y se ha querido celebrar como ya hiciera la hermandad sevillana: con un Año Jubilar concedido por el Papa Francisco.

El Cristo del Humilladero hay que situarlo en la horquilla temporal que marcan los años 1612 y 1615, que es cuando llega a Azuaga, como explica Salvador Hernández González, doctor en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla e investigador del equipo Red Visibilia del área de Historia del Arte de la Universidad Pablo de Olavide: "El Cristo fue donado por el capitán Juan de la Guardia en 1615, un dato que dio a conocer Félix Rodríguez Díaz en su Monografía histórico-descriptiva de la Villa de Azuaga (Badajoz, 1894). Este capitán es un personaje mal investigado. Debía ser el típico militar indiano".

La autoría de Ocampo se confirmó en una restauración a la que fue sometido en el siglo XX. Hasta entonces, estaba atribuido, por comparación con el Calvario, por el profesor Antonio de la Banda: "Forma parte de la secuencia de imágenes para cofradías de Semana Santa. Es una versión más perfeccionada que el Cristo del Calvario. Obedece a los modelos montañesinos, al Cristo de la Clemencia, pero Ocampo ya intensifica el dramatismo. El estudio anatómico es muy perfecto, pero abunda en ese dramatismo con las manchas de sangre y la herida del costado".

El Cristo de Humilladero, según agrega este estudioso del Arte, no pierde el equilibrio con lo clásico. También con un estudio muy minucioso de las telas del sudario: "El paño de pureza se relaciona con el del Cristo de los Desamparados de la iglesia del Santo Ángel, obra de Martínez Montañés. Mantiene la amplia lazada en el costado derecho, mientras que el sudario se desliza por ese mismo lado, llegando hasta el bíceps de la pierna y cayendo ampliamente por delante". El tratamiento del rostro también es "muy bello". También sigue el modelo montañesino, refleja la serenidad de la muerte, con pómulos muy pronunciados, párpados cerrados y una interesante labor de talla en la barba.

El Cristo procesiona a las doce de la noche del Jueves Santo en total silencio. Su festividad se celebra el 14 de septiembre, cuando se expone para la veneración de los fieles en besapiés en su ermita, de estilo barroco andaluz del siglo XVIII. El Cristo goza de mucha devoción no sólo en Azuaga. Es considerado milagroso, pues el 16 de junio de 1639 devolvió la vista al fraile mercedario Francisco de Chaves Ponce de León. La devoción y esta fama de milagroso se puede comprobar en la cantidad de exvotos. "Hay un exvoto múltiple, que es seguramente original y única de Azuaga. Seguramente esos milagros están tomados de un libro de milagros que había en la ermita y se perdió", concluye Hernández González.

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