sábado, 8 de agosto de 2015

El patrimonio monumental de Cazalla a través de la historiografía artística: aproximación bibliográfica


"El patrimonio monumental de Cazalla 
a través de la historiografía artística: aproximación bibliográfica"

por 
Salvador Hernández González

en

Revista de Cazalla (2003), págs. 25 – 35.
 
 

1.     Visiones globales del patrimonio artístico de Cazalla: de los diccionarios geográficos a los catálogos monumentales y guías artísticas.





Como testimonio de su pasado, Cazalla conserva un interesante patrimonio monumental integrado como es sabido por una serie de construcciones tanto religiosas como civiles que guardan en su interior piezas artísticas de diferente valor, pero que son elocuente muestra de la religiosidad popular y formas de vida de otras épocas. En torno a las fundaciones eclesiásticas y piadosas establecidas en la localidad, como la parroquia de Nuestra Señora de Consolación, los conventos de San Francisco, San Agustín, Madre de Dios y Santa Clara, el monasterio de la Cartuja, los antiguos hospitales, el santuario de Nuestra Señora del Monte, las ermitas y cofradías, etc. se desenvolvió la actividad de diversos artistas (arquitectos, escultores, pintores, orfebres, etc.) que se dieron cita para el ornato de estos recintos sagrados.



Este patrimonio monumental ha recibido cierto número de estudios por parte de la historiografía artística, producción bibliográfica que queremos reseñar al objeto de obtener una visión panorámica de lo que sabemos y conocemos sobre este legado de las Bellas Artes en la localidad. Es decir, trataremos de presentar un estado de la cuestión sobre la historia del arte en Cazalla, que nos dé idea de los monumentos y obras objeto de estudio, fuentes utilizadas, metodología y aspectos analizados.





Si tenemos en cuenta que la Historia del Arte, como disciplina científica independiente de la literatura, la historia propiamente dicha y la arqueología, se consolida a lo largo de los siglos XIX y XX, nos encontramos con que las primeras semblanzas que conocemos sobre el patrimonio artístico de Cazalla proceden – dejando aparte las fuentes propiamente archivísticas – de algunas producciones bibliográficas de dichas centurias, que sin ser obras específicamente dedicadas a las Bellas Artes, sí aportan referencias sobre nuestros monumentos, con valor puramente estadístico más que descriptivo. Este es el caso de algunos diccionarios geográficos y guías provinciales que, sin entrar en el análisis de los edificios y su contenido artístico, aportan al menos la nómina de los monumentos existentes en la localidad.




Ya a fines del siglo XVIII el interés despertado por la Ilustración en torno al estudio de la geografía, la historia y la arqueología había provocado algunos intentos de realización de diccionarios geográficos de España que diesen una visión panorámica de nuestros pueblos, abarcando aspectos tan variados como el medio físico, población, recursos económicos, urbanismo y edificios notables, como iglesias, conventos, ermitas, castillos o restos arqueológicos. En esta línea hay que recordar el Atlante español o descripción general de España de Bernardo Espinalt, que tras enumerar los edificios religiosos de Cazalla – parroquia de Consolación, conventos de Agustinos, Franciscanos, Agustinas Calzadas de Madre de Dios, Monjas de Santa Clara, hospitales de Nuestra Señora del Buen Suceso, San Juan y Nuestra Señora de los Remedios, ermitas de la Celda, Aguas Santas, El Carmen, San Benito, San Sebastián y Nuestra Señora del Monte, nos describe el monasterio de la Cartuja [1]:



“ La iglesia es de bella arquitectura, de orden dórico, con crucero y media naranja, y está bien adornada de exquisitas pinturas. La sacristía es de figura ochavada, con iguales adornos que la iglesia, y está bien provista de alhajas y otros ornamentos de plata para el culto divino. En el claustro de la iglesia hay suficiente número de capillas para celebrar las misas privadas, sobresaliendo entre ellas la que sirve de altar, en el capítulo llamado de los Religiosos. La Sala Capitular es muy espaciosa, con media naranja, y sirvió de iglesia mientras se fabricaba la nueva, en la que se dijo la primera misa la noche de Navidad del año de 1748; y su primitiva iglesia estuvo donde está hoy el refectorio, que es una grande pieza. La celda prioral es grande, con un precioso oratorio, con su media naranja, y una gran librería; y en frente está la cocina, adornada de azulejos, con abundante agua, por hallarse en ella el repartidor para todas las celdas y oficinas “.



Por esta misma época también contamos con el proyecto emprendido por Tomás López, geógrafo real de Carlos III, quien envió una encuesta a los párrocos de los pueblos pidiendo datos para la redacción de su nunca publicado diccionario, del que sólo han visto la luz y en fechas recientes los textos correspondientes a unas pocas provincias, entre ellas la de Sevilla. En las respuestas enviadas por el Vicario  Francisco de Torres el 13 de diciembre de 1785 [2] , se recoge una relación de los edificios religiosos entonces existentes, algunos de ellos ya desaparecidos o muy transformados:



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“ En dicha villa hay una parroquia con título de Nuestra Señora de la Consolación. El templo es magnífico y se divide en dos posiciones. La una de antigua fábrica, ordinaria de parroquias, de cuya fundación no hay memoria. La otra, que es la capilla mayor, está fundada sobre seis columnas altas y corpulentas primorosamente labradas, todas de cantería y lo mismo el techo de sus bóvedas. Se fabricó el año de 1538, según lo declara una lápida de jaspe blanco, que está fijada en lo externo del templo, y los cortes y arranques de las paredes dan indicio de que su obra  se cortó en el medio de su magnitud, ignorándose cual fue el motivo que suspendió esta magnífica obra (...).



El convento de Padres Franciscanos Observantes se fundó por los años de 1493 en un monasterio que habían desamparado los monjes jerónimos, que se dice fue el primero que tuvo en España la Orden de San Jerónimo. En dicho convento permanecieron los religiosos franciscanos noventa y cinco años, hasta el 1588 que, habiendo labrado el que al presente tienen, se hizo la traslación del antiguo al nuevo, a quien pusieron por titular San Diego. Lo costeó el pueblo con sus limosnas y a expensas de corazones piadosos.

 El convento de San Agustín se fundó en esta villa por los años de 1588 en una ermita nombrada Nuestra Señora de la Soledad y se ignora qué fue la causa de desamparar este nuevo convento, pues en el año de 1612 se pasaron a la casa del conde de Cantillana que se la cedió a los religiosos agustinos, quedándose el expresado conde con el título de patrono.



El convento de monjas de Santa Clara se fundó por los años de 1569 y se concluyó su fábrica el año de 1571. Y el de Religiosas Agustinas nombrado Madre de Dios tuvo principio por los años de 1550. Esta villa tiene dos hospitales, el uno de la fundación del hermano Bernardino de Obregón para curar hombres, con título de Nuestra Señora del Buen Suceso; y el otro nombrado San Juan para curar mujeres.



Dentro del pueblo hay tres ermitas: la de Nuestra Señora de los Remedios, la de Nuestra Señora del Carmen y la del Señor San Benito, que algunas veces ha servido de ayuda de parroquia. En el término de esta villa hay cinco ermitas: la de Señor San Sebastián, que está inmediata al pueblo; la de Nuestra Señora del Monte, que es patrona de la villa y está situada a una legua de distancia a la vista de la ribera de Guesna (sic) en lo alto de sus montañas; la ermita de Nuestra Señora de la Celda y la de Nuestra Señora de las Aguas Santas están a una legua de distancia y cerca la una de la otra; y la del Señor Santiago dista tres leguas.



A media legua de la villa está el Real Monasterio de Cartuja con poca comunidad, pero muy ricos en fondos y haciendas. Su fundación fue por los años de 1476 en una heredad que compraron, nombrada Castillejo, por estar fundado en ella sobre una alta peña un pequeño castillo, que hoy sirve de hospedería, y es tradición antigua paraba en él el Rey Don Pedro el Cruel, cuando salía a caza de fieras, en las ocasiones que de Sevilla pasaba a este pueblo a divertirse cazando “.





Ya a mediados del siglo XIX, nos encontramos con ese monumento bibliográfico de la historiografía española que es el Diccionario geográfico – histórico – estadístico de Pascual Madoz, obra modélica entre las de su género y que ciertamente debió aprovechar el material recogido por Tomás López. En su obra, Madoz atiende a aspectos tan variados como la situación de la localidad dentro del marco provincial, distancias a los centros administrativos de los que depende y localidades vecinas, situación del casco urbano, límites municipales, red hidrográfica y características del terreno, abordando además la cuantificación no sólo de la producción agropecuaria, industrial, comercial y de los efectivos poblacionales, sino también del personal eclesiástico y edificios religiosos, que inserta dentro del marco descriptivo del urbanismo local planteado en su obra. En el caso de Cazalla, el autor cita de pasada el hospital de los Obregones, más conocido por su nombre popular de la Caridad, el ya desaparecido hospital de San Juan, la Parroquia, los conventos de San Francisco, San Agustín, la Cartuja, Madre de Dios y Santa Clara, y las ermitas del Carmen, San Benito, Cristo con Todos (que estuvo al parecer situada en la calle La Plazuela), los Remedios, El Monte, La Celda, Aguas Santas y El Puerto [3].



La segunda mitad de la centuria, marcada ya por el signo de la historiografía romántica, conocerá la proliferación de diccionarios histórico – geográficos que no suelen prestar excesiva atención al patrimonio artístico (salvo en el caso de los grandes monumentos de las capitales de provincia, generalmente), sin que se aborde el análisis sistemático de los monumentos ubicados en los pueblos, situación de desinterés que afecta igualmente a la provincia de Sevilla, cuya escasez de estudios sobre el arte en sus diversas localidades contrasta con la abundante nómina de trabajos sobre la capital, entre los que ocupa lugar primordial la producción de José Gestoso y Pérez, auténtico punto de partida de la historiografía artística sevillana posterior.



Esta situación de inercia va a experimentar un profundo giro a comienzos del siglo XX. Los nuevos planteamientos historiográficos, de acuerdo con la ilusión de un resurgimiento cultural y científico que hiciese superar el trauma de la crisis de 1898, reclamaban la necesidad de catalogar nuestra riqueza artística, como instrumento básico e imprescindible para su estudio y difusión. De acuerdo con este sano criterio, un decreto de 1 de junio de 1900 ordenaba la formación de un Catálogo monumental de España, usando de criterios más científicos, rigurosos y precisos, tarea que se haría por provincias y sería publicada por el Estado [4]. Tan ambicioso proyecto nació marcado por la penuria tanto de medios como de personal cualificado para llevarlo a cabo, por lo que sólo aparecieron, muy irregularmente, los catálogos de unas pocas provincias. El de Sevilla, encomendado al parecer al arquitecto Adolfo Fernández Casanova, fue uno de los que quedaron sin publicar, estando depositado el manuscrito original en Madrid, concretamente en la Biblioteca del “ Instituto Diego Velázquez “, organismo especializado en la investigación de la Historia del Arte y dependiente del C.S.I.C.



Paralelamente, la labor documentalista emprendida desde las primeras décadas del siglo XX por los investigadores sevillanos en el Archivo de Protocolos de la capital hispalense aportaban diversas referencias relativas a Cazalla. Iniciada esta labor de exhumación documental por el ya citado Gestoso y Pérez, su línea fue continuada por la labor personal de López Martínez y la de los investigadores agrupados en el entonces recién nacido Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla, con nombres tan señeros para la historiografía artística como Bago y Quintanilla, Hernández Díaz, Muro Orejón y Sancho Corbacho. En el caso de Cazalla, las noticias aportadas se centran en los contratos de ejecución de diversas obras de arte para los templos de la localidad, que por desgracia no nos es dado contemplar a causa del aniquilamiento sufrido por su patrimonio artístico en los trágicos días de julio de 1936. La más importante fue el retablo mayor de la Parroquia, del que Celestino López Martínez recoge la escritura del 9 de febrero de 1592 por la que el escultor Juan de Oviedo contrata su hechura, y los diferentes pagos recibidos por el artista y el pintor Lucas de Esquivel Pelayo, que en fechas posteriores se ocupaba de la policromía del que fue grandioso conjunto escultórico [5], en la que igualmente intervino otro importante pintor de la época, Antonio Pérez, de cuya participación también da cuenta Antonio Muro Orejón en los Documentos para la Historia del Arte en Andalucía [6].



Otros importantes artistas de la escuela sevillana de los siglos XVI y XVII se dieron cita en Cazalla para participar en el ornato de sus templos. En 1588 el entallador Andrés de Castillejo concertó un retablo para el convento de Madre de Dios, del que otorgaba carta de pago al año siguiente [7]. Para el mismo templo se comprometió en 1595 el escultor Martín Alonso de Mesa a tallar las imágenes de Santa Lucía, San Crispín y San Crispiniano [8]. Por los mismos años el también escultor Juan Bautista Vázquez el Joven debió recibir algún encargo, que no especifica la documentación, ya que en 1590 otorgaba poder judicial a su primo Juan de Oviedo para cobrar “ en las villas de Cazalla de la Sierra y Azuaga y en otras cualesquier ciudades todos los maravedís que me debieren de cualesquier obligaciones e conciertos de obras “  [9]. Nueve años después, el citado Oviedo declaraba haber recibido 253 reales del capitán García de Barrionuevo, en nombre de Alonso de Torres vecino de Cazalla, a cuenta de la hechura de una imagen de San Francisco para el convento de su nombre [10]. Ya entrados en el siglo XVII, el 27 de enero de 1604 la comunidad del convento de Santa Clara convenía con Juan Martínez Montañés la hechura del retablo mayor de su iglesia, en el que además intervendrían Francisco de Ocampo en la ejecución de las imágenes de Santa Clara y los relieves de la Asunción y el Padre Eterno, y el pintor Diego Salcedo en las tareas de pintura y policromía del conjunto [11]. El mismo Montañés realizaría pocos años más tarde, entre 1610 y 1612, otro retablo para la parroquia de Consolación, costeado con la herencia que desde América llegó por muerte de Alonso Forero de Ureña, y que consistía en un sencillo tabernáculo para albergar la imagen de San Pedro flanqueada por sendas pinturas de San José y san Lorenzo, más un relieve de Santa Catalina en el remate [12]. Otro artífice con producción en la localidad fue Domingo González, maestro ensamblador o constructor de retablos, que en 1632 recibía el encargo de una sillería de coro para la Parroquia, y cinco años más tarde concertaba para el propio templo dos retablos, uno de ellos dedicado a Nuestra Señora del Buen Suceso (representada en pintura sobre lienzo flanqueada por Santa Catalina y Santa Lucía), de cuya pintura y policromía habría de ocuparse el maestro pintor Sebastián Varela [13]. Otro pintor, Pedro Núñez, figura como vecino de Cazalla en época mucho más remota, en 1502, del que no sabemos que relación pudiera tener con la realización de la pintura mural aparecida hace algunos años en uno de los paños exteriores del ábside de la Parroquia [14].



Siguiendo esta línea de investigación archivística, en la pasada década de los noventa la colección de Fuentes para la Historia del arte andaluz, retomando la tradición documentalista del universitario Laboratorio de Arte, ahora convertido en departamento de la Facultad de Geografía e Historia, no ha dejado de brindar referencias sobre intervenciones en el patrimonio monumental de Cazalla, como el dorado del retablo mayor del convento de Santa Clara en 1701; las obras emprendidas en 1734 por el maestro albañil Francisco López, vecino de Sevilla, en la Parroquia y las también aquí acometidas en 1762; y la ampliación de dos retablos laterales y la ejecución de uno nuevo dedicado a Santa Ana en 1779 para el mismo templo por parte del maestro tallista Juan Cano [15].



Volviendo a los años de comienzos del siglo XX, éstos contemplan un primer ensayo de guía artística provincial, por parte de Manuel Serrano Ortega, quien en su Guía de los monumentos históricos y artísticos de los pueblos de la provincia de Sevilla nos dejó una visión panorámica pero excesivamente superficial, incompleta y en algunos datos errónea de nuestros monumentos [16] :



“ Su castillo supónese, por los restos que aún quedan, fue un baluarte de gran importancia militar y del que se conserva una muy curiosa puerta. Igualmente queda aún de pie el claustro gótico del templo de la Orden de San Juan, así como los restos del Monasterio de la Cartuja de la Concepción, fundada en 1476, por la de las Cuevas de Sevilla que era su matriz, distante media legua del pueblo, acusando los restos de su fábrica estilo muy diferente del que primitivamente tuvo este templo, conservándose en la parroquial la grandiosa estatua de San Bruno que le perteneció, obra del escultor J. Hernández (...)



Su templo parroquial del título de la Virgen de Consolación es mudejárico, restaurado en su ábside el XVI y con posterioridad en el XVIII, alterado en sus líneas y detalles arquitectónicos, ofreciendo no obstante mucho interés, así como su torre con detalles románicos, un alminar arábigo y la portada de igual época. En él hállanse hermosos retablos del XVII, tallados y estofados, buenas esculturas de la escuela sevillana, algunas pinturas interesantes pertenecientes a la Cartuja, debiendo especial mención una riquísima bandeja de plata repujada del XVI, así como un estandarte de terciopelo grana bordado en oro de siglo XVII.



Como territorio muy agreste que es su término, existen en él, en parajes sumamente pintorescos, varias ermitas dedicadas a la Virgen, siendo la más principal y notable la de la Virgen del Monte, Patrona de la villa, situada a media legua de distancia sobre alta roca, hacia la ribera del Huesna, cuya imagen, de origen remotísimo ha sufrido varias restauraciones que le han hecho perder su primitivo carácter; más hacia el Sur, en la parte más escabrosa de la sierra, el morabito, hoy eremitorio de la Virgen de la Celda, antiquísima escultura, y las veneradas con los apelativos del Puerto, del XIV, y la de Agua Santa, estando todos estos lugares llenos de tradiciones y leyendas populares que los hacen muy simpáticos e interesantes “.



Ya en la década de los treinta, las repercusiones que la tragedia de la Guerra Civil tuvo en el patrimonio artístico de Cazalla fueron analizadas por Hernández Díaz y Sancho Corbacho, quienes al evaluar las pérdidas y daños de obras de arte sufridas por los templos, nos dejan en su texto la que podemos considerar como primera descripción científica de dichos edificios, donde se analiza su planta, alzados, soportes, cubiertas y elementos decorativos, al tiempo que se apunta su cronología y filiación estilística y se incluyen reproducciones fotográficas (procedentes del riquísimo fondo de la Fototeca del Laboratorio de Arte de la Universidad Hispalense, recientemente digitalizado para salvarlo de su segura pérdida) de algunas de las obras destruidas, como es el caso, en la iglesia de Consolación, del retablo mayor de Juan de Oviedo, el San Bruno procedente de la Cartuja, algún otro retablo lateral, imágenes como una Virgen con el Niño y el San Sebastián traído de su ermita, y algunas piezas de orfebrería y bordados [17].



Ya en la postguerra y por parte de los mismos autores – junto con Francisco Collantes de Terán – se acomete un gran proyecto historiográfico sobre el patrimonio provincial, que por desgracia quedó inconcluso sin haber llegado siquiera a su mitad. Nos referimos al monumental Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla, modélico por su aporte de obras, noticias documentales, juicios estilísticos y material gráfico. Al seguir una ordenación alfabética por localidades, el texto de Cazalla no tardó demasiado en aparecer, concretamente en 1943, dejándonos en sus páginas, junto con una breve síntesis histórica de la localidad, el estudio de sus monumentos. Así, se reseñan la parroquia de Nuestra Señora de Consolación (de la que destacan su interés arquitectónico en virtud de la combinación de elementos de diferente época y estilo), iglesias de los Remedios, San Benito (que consideran buen ejemplo del tipo de construcción religiosa medieval propio de la Sierra) y Nuestra Señora del Carmen, convento de Madre de Dios, ex – conventos de San Francisco, San Agustín y Santa Clara, ermitas del Monte y San Sebastián, y ruinas de la Cartuja, finalizando con la descripción de los restos del castillo (la base de la torre de la Parroquia y el arco de herradura apuntada situado junto a ella), algunas muestras de arquitectura civil, como diversas fachadas de viviendas particulares de interés y la antigua Casa Consistorial, concluyendo el recorrido por la localidad con la reseña de diversas colecciones de objetos artísticos de propiedad privada [18].



Tan básica fue la aportación de este Catálogo que sus descripciones y análisis han sido recogidos y seguidos prácticamente al pie de la letra durante décadas, ante la falta de una obra que lo pusiese al día incorporando los avances de la investigación histórico – artística. En este sentido, en diversas publicaciones, como por ejemplo la Guía artística ilustrada de Sevilla y su provincia de Antonio Casado Sellas de 1950 o la obra de Jerónimo Pou Díaz, Sevilla a través de sus pueblos, publicada en 1971, se extracta lo dicho por Hernández Díaz, Sancho Corbacho y Collantes de Terán. En estas décadas, la Revista de Cazalla también ofrece aportaciones al conocimiento del patrimonio, como el trabajo de Manuel Ramos publicado en 1972 [19].



Habrá que esperar a comienzos de la década de los ochenta para que la Guía artística de Sevilla y su provincia auspiciada por la Diputación Provincial actualice y complete el inconcluso Catálogo arqueológico y artístico a la luz de las últimas aportaciones de la historiografía. Las descripciones de la Guía, algo más concisas que las de su antecesor, ganan en agilidad de lectura y en precisión a la hora de inventariar las piezas lo que pierden en aparato crítico de notas, mapas, planos y reproducciones fotográficas, que le daban al Catálogo un tono algo retórico y solemne muy en consonancia con los planteamientos de los historiadores de la postguerra. En el texto dedicado a Cazalla se aborda el estudio de la parroquia, convento de Madre de Dios, iglesia de San Benito, ex – conventos de Santa Clara, San Francisco y San Agustín, ermitas del Carmen y del Monte y algunas muestras de arquitectura civil [20]. El mismo texto de la Guía se reprodujo, con escasas variantes en el Inventario artístico de Sevilla y su provincia, publicado por el Ministerio de Cultura entre 1982 y 1985 y que gozó de mucha menor difusión que la obra de la Diputación Provincial [21].



Al igual que le ocurrió al Catálogo arqueológico y artístico, el texto de la Guía será ampliamente seguido por la amplia y variopinta gama de guías turísticas y de viajes nacidas al calor del turismo rural de las últimas décadas y de los fastos de la Expo 92, que al proponer al visitante recorridos por la provincia de Sevilla incluyen obviamente el de nuestra Sierra Norte, recomendándose, para el caso de Cazalla, la visita a la Parroquia, la Cartuja y la ermita del Monte [22]. En la misma línea de difusión y puesta en valor del patrimonio local se incluyen nuestros propios trabajos recogidos en la Revista de Cazalla, en los que a la luz de la documentación de los archivos eclesiásticos sevillanos – Catedral y Arzobispado – revisamos el estado de la cuestión y trazamos una visión panorámica del devenir de algunos de los templos de Cazalla desde sus orígenes hasta la actualidad, aportaciones a las que más adelante nos referimos.





2.     Estudios sobre urbanismo y arquitectura religiosa, militar y civil.





Ya con carácter más específico, la historiografía artística ha centrado su atención puntualmente en algunos monumentos de Cazalla que, como la Cartuja o la Parroquia de Consolación, cobran especial relevancia dentro del panorama de la arquitectura regional. Siendo imposible de estudiar estos hitos monumentales sin inscribirlos en su contexto urbanístico, las corrientes historiográficas de las últimas décadas han hecho especial hincapié en el estudio del urbanismo, entendido como el análisis de la trama urbana y su evolución a lo largo de la historia. 


Esta nueva línea de estudio del casco urbano cuenta para el caso de nuestra localidad con algunas aportaciones, en las que se estudia el emplazamiento de la ciudad, su estructura y morfología, las tipologías de sus edificaciones y los edificios de interés cultural. Ya en 1984 el arquitecto Ramón Queiro Filgueira analiza en su tesis la evolución urbanística de buena parte de las localidades de la provincia de Sevilla, entre ellas la nuestra, señalando, a la luz de diversas noticias bibliográficas, el proceso de crecimiento de la ciudad desde el primitivo núcleo en torno al castillo y la Parroquia, su orientación hacia el Norte durante los siglos XVI y XVII, para concluir con la expansión de los siglos XIX y XX, proceso que viene marcado por una serie de hitos monumentales – iglesias, conventos y otros establecimientos religiosos – reseñados por el autor, datos todos que quedan convenientemente engarzados en las líneas maestras del devenir de la historia local [23]. En relación con la trama urbana y su toponimia hay que señalar también el artículo de Antonio Carmona Granado publicado en la Revista de Cazalla de 1983 [24]. Más recientemente, otros estudios analizan el contexto territorial y urbano de Cazalla, la evolución de su conjunto histórico, el planeamiento urbanístico vigente y los problemas existentes [25]. Y dentro de la morfología urbana, un elemento tan popular y de tanto protagonismo visual en la imagen de la ciudad, como son las fuentes, es analizado por el antropólogo Pedro Cantero, dentro del estudio que realiza sobre la arquitectura del agua en nuestra provincia [26].



Pasando ya al análisis de las referencias bibliográficas específicas sobre el elenco monumental de Cazalla, los trabajos se centran fundamentalmente en torno a los restos del castillo, la arquitectura religiosa y algún ejemplo de la edilicia civil.



El estudio de los restos del castillo, planteado por los autores del Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla ha sido continuado, desde el punto de vista arqueológico  por Collantes de Terán [27], y desde el histórico por Nuria Casquete de Prado y Javier Martínez de Aguirre [28].


Como extraordinaria muestra de arquitectura religiosa, la parroquia de Nuestra Señora de Consolación es monumento bien conocido de la historiografía artística, que ha concedido especial importancia a la fase renacentista de su historial edilicio y su influencia – especialmente por medio de los modelos de bóvedas vaídas casetonadas que cubren sus naves – en algunas catedrales de Hispanoamérica, como la de Mérida [29]


No obstante, la revalorización que en los últimos años ha experimentado el estilo mudéjar, como feliz simbiosis de elementos islámicos y góticos, ha hecho volver la atención a las muestras de dicho estilo, como lo puso de manifiesto en el pasado 2000 las Jornadas Europeas del Patrimonio, celebradas con visitas a edificios mudéjares, entre ellos la Parroquia de Consolación, que aparece reseñada en la Guía que para tal ocasión se publicó [30]. La categoría artística de la ampliación quinientista de nuestra parroquia ha sido destacada dentro del panorama de la arquitectura renacentista andaluza, siendo por ello reseñada tanto en obras generales sobre la arquitectura renacentista española, historias del arte andaluz, catálogos de exposiciones, artículos de revista, etc., por historiadores tan prestigiosos como Camón Aznar, Cervera Vera, Chueca Goitia, Guerrero Lovillo, López Guzmán, Morales Martínez o Recio Mir [31].



Sobre los restantes edificios religiosos de la localidad contamos con diversos trabajos. La Cartuja, emblemático conjunto arquitectónico no sólo a nivel local, sino también dentro del contexto artístico comarcal, su devenir histórico ha sido analizado en la clásica obra de Baltasar Cuartero y Huerta, y más recientemente por Antonio Villalba Ramos y Rafael Gómez Marín [32]. Desde la óptica artística, sus restos han sido descritos por el arquitecto Chueca Goitia, los arqueólogos Campos Carrasco, Millán León y Fernández Caro, y en los últimos años por nosotros mismos en la Revista de Cazalla, trabajos en los que además ofrecemos algunas noticias sobre el desaparecido patrimonio que se albergó entre sus muros [33]. El Santuario de Nuestra Señora del Monte, auténtico núcleo de la religiosidad popular de Cazalla, ha sido objeto de nuestra reciente monografía, en la que como es sabido acometemos tanto el estudio de la historia de la Hermandad como la descripción y análisis del edificio y su contenido artístico [34].  Otros templos de la localidad han sido igualmente objeto de nuestra atención, como la propia Parroquia, Madre de Dios, San Francisco, San Agustín, El Carmen, San Sebastián, San Benito o Los Remedios, estudiados en diversos artículos tanto en esta publicación como en el Boletín de la Hermandad de Nuestra Señora del Monte [35].



En cuanto a la arquitectura civil, la escasez de trabajos se acentúa, pudiendo señalar a este respecto el estudio de Alvaro Recio Mir sobre la portada de la Casa de los Arnaud [36] y el análisis de la fachada del antiguo Ayuntamiento, en otros tiempos pósito de la localidad [37].





3.     Estudios sobre otras manifestaciones artísticas: escultura, pintura y artes suntuarias.





Mucho más corto es este apartado, si tenemos en cuenta la prácticamente total destrucción del patrimonio artístico de los templos de la localidad en 1936, catástrofe que se ha intentado paliar con la adquisición de nuevas obras  – especialmente por parte de las cofradías – que si bien forman ya forman parte de la historia del arte del siglo XX, indudablemente no pueden compensarnos de las pérdidas sufridas.



Comenzando precisamente por las obras destruidas, la pieza estrella era sin duda alguna el retablo mayor de la parroquia de Consolación, magno conjunto ejecutado como sabemos por el escultor Juan de Oviedo entre 1592 y 1607, policromado por los pintores Francisco Cid y Vasco de Pereira, en cuya estructura arquitectónica de tipo manierista se albergaban relieves representando escenas de la vida de Cristo y la Virgen y esculturas de diferentes santos. Documentada su autoría como antes se dijo por Celestino López Martínez [38] , y descrito por Hernández Díaz y Sancho Corbacho (quienes publicaron valiosas fotografías del mismo), su pérdida es lamentada por los expertos en la historia de la escultura española, como José Camón Aznar y José María Azcárate [39] , habiendo sido más recientemente analizado por Pérez Escolano en su monografía sobre Juan de Oviedo [40] y por Palomero Páramo en su tesis doctoral sobre el retablo sevillano del Renacimiento, donde figura nuevamente reproducido y se recogen en la correspondiente ficha los datos de autoría, cronología y estructura arquitectónica, sin olvidar su programa iconográfico, gráficamente descrito a través de un clarificador dibujo de esta gran máquina retablística [41]. El relieve central que presidía el retablo, con el tema de la Adoración de los Pastores, expuesto hoy en el Museo Marés de Barcelona y que se atribuyó falsamente a Martínez Montañés, ha sido analizado por la norteamericana Gilman Proske y por el profesor Martín González [42].



Otra pieza clave del patrimonio local debió ser el ya citado retablo mayor del convento de Santa Clara, obra documentada de Martínez Montañés gracias a López Martínez, habiendo sido analizado por Palomero Páramo y Hernández Díaz, al igual que el también desaparecido retablo de Santa Catalina de la Parroquia de Consolación, realizado por el mismo artista [43].



Sobre la imaginería y enseres de las cofradías de Cazalla contamos con algunos trabajos recogidos en obras colectivas dedicadas al estudio de la Semana Santa en Sevilla y su provincia, debidos a Francisco José Flores García [44]  y al autor de estas líneas [45]. Por su parte Martín Macías subraya el interés de la cruz de carey que posee la Hermandad de Jesús Nazareno, obra de origen americano fechable en la segunda mitad del siglo XVII [46].



En cuanto a la pintura, habría que citar el trabajo de Regla Merchán Cantisán sobre la colección del Deán López – Cepero, dispersa a su muerte y de la que todavía en los años 70 perduraban algunas obras en poder de sus herederos residentes en Cazalla [47].



Por último, hay que referirse al campo artístico de la orfebrería, que cuenta en la parroquia de Consolación con alguna que otra pieza que por su interés ha participado en exposiciones, como la fuente de plata realizada por el orfebre Juan Ortega hacia 1530, expuesta en Sevilla en la Sala de Exposiciones del Monasterio de San Clemente en 1992 [48]. La profesora Cristina Esteras da noticias de algunas piezas que no han llegado a nuestros días, como un frontal, dos atriles, un juego de sacras y cuatro cubiertas para misales, todo enviado desde Cuzco en torno a 1707 por disposición testamentaria del capitán Francisco Cano del Hierro, allí fallecido y que era natural de Cazalla [49]. María Jesús Sanz Serrano alude en algunos de sus trabajos a ciertos punzones o marcas de platero presentes en algunas de las piezas de nuestra parroquia [50].  



En definitiva, a través de estos trabajos nos encontramos con un punto de partida y apoyo para seguir profundizando en el conocimiento y valoración del patrimonio artístico y monumental de Cazalla, que si bien nos ha llegado mermado a causa de los avatares históricos, es legado de nuestra historia que tenemos obligación no sólo de estudiar y apreciar, sino de entregar a las generaciones venideras, como señas de identidad de nuestro pueblo.







* Publicado en Revista de Cazalla (2003), págs. 25 – 35.



[1] ESPINALT Y GARCIA, Bernardo: Atlante español o descripción general de España. Madrid, 1778. Vol. XII, págs. 247 – 253.

[2] LOPEZ, Tomás: Diccionario geográfico de Andalucía: Sevilla. Editorial Don Quijote, Granada, 1989. Pág. 53; SEGURA GRAIÑO, Cristina - ROMERO, Juan Ramón: “ El  ` Diccionario Geográfico ´ de Tomás López: una fuente para el estudio de la espiritualidad popular. Santuarios y ermitas en las provincias de Córdoba, Huelva y Sevilla en el siglo XVIII “, en La religiosidad popular, vol. I. Fundación Machado - Editorial Antropos, Barcelona, 1989. Págs. 324 – 347.

[3] MADOZ, Pascual: Diccionario geográfico - estadístico - histórico de Andalucía: Sevilla. Reedición, Sevilla, 1986. (Edición facsímil de la de Madrid, 1845 – 1850). Pág. 66.

[4] GAYA NUÑO, Juan Antonio: Historia de la crítica de Arte en España. Madrid, 1975. Pág. 217.

[5] LOPEZ MARTINEZ, Celestino: Retablos y esculturas de traza sevillana. Sevilla, 1928. Págs. 162 – 164; Arquitectos, escultores y pintores vecinos de Sevilla. Sevilla, 1928. Págs. 39 y  130; Desde Martínez Montañés hasta Pedro Roldán. Sevilla, 1932. Págs. 116 y 121.

[6] MURO OREJON, Antonio: “ Pintores y doradores “, en Documentos para la Historia del Arte en Andalucía, vol. VIII. Sevilla, 1935. Pág. 71.

[7] LOPEZ MARTINEZ, Celestino: Desde Jerónimo Hernández hasta Martínez Montañés. Sevilla, 1929. Págs. 42 – 43.

[8] LOPEZ MARTINEZ, Celestino: Desde Martínez Montañés ..., págs. 20 – 21.

[9] LOPEZ MARTINEZ, Celestino: Desde Martínez Montañés ..., págs. 149 – 150.

[10] Ibídem, pág. 118.

[11] Ibídem, págs. 239 – 240; Retablos y esculturas ... , págs. 37 – 40.

[12] LOPEZ MARTINEZ, Celestino: Desde Martínez Montañés ..., págs. 249 – 251; BAGO Y QUINTANILLA, Miguel de: “ Documentos varios “, en Documentos para la Historia del Arte en Andalucía, vol. II. Sevilla, 1928. Págs. 57 – 58.

[13] LOPEZ MARTINEZ, Celestino: Arquitectos, escultores y pintores ..., págs. 51, 53 y 55 – 56; Retablos y esculturas ..., págs. 126 – 127.

[14] HERNANDEZ DIAZ, José: “ Arte hispalense de los siglos XV y XVI “, en Documentos para la Historia del Arte en Andalucía, vol. IX. Sevilla, 1937. Pág. 11.

[15] QUILES GARCIA, Fernando: Noticias de pintura (1700 – 1720), vol. I de “ Fuentes para la Historia del Arte andaluz “. Ediciones Guadalquivir, Sevilla, 1990. Págs. 193 – 194; MENDIOROZ LACAMBRA, Ana: Noticias de arquitectura (1721 – 1740), vol. VI de “ Fuentes ... “. Sevilla, 1993. Págs. 114 – 115; OLLERO LOBATO, Francisco: Noticias de arquitectura (1761 – 1780), vol. XIV de “ Fuentes ... “. Sevilla, 1994. Pág. 213; PRIETO GORDILLO, Juan: Noticias de escultura (1761 – 1780), vol. XV de “ Fuentes ... “. Sevilla, 1995. Págs. 53 – 54.

[16] SERRANO ORTEGA, Manuel: Guía de los monumentos históricos y artísticos de los pueblos de la provincia de Sevilla. Sevilla, 1911. Págs. 78 – 80.

[17] HERNANDEZ DIAZ, José – SANCHO CORBACHO, Antonio: Edificios religiosos y objetos de culto saqueados y destruidos por los marxistas en los pueblos de la provincia de Sevilla. Sevilla, 1937. Págs. 80 – 95.

[18] HERNANDEZ DIAZ, José – SANCHO CORBACHO, Antonio – COLLANTES DE TERAN, Francisco: Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla. Vol. II. Sevilla, 1943. Págs. 315 – 332. Resumido en HERNANDEZ DIAZ, José: “ Informes y propuestas sobre monumentos andaluces (I) “, en Boletín de Bellas Artes, XV (1987). Págs. 255 – 256  y 258 – 259, a propósito de los informes emitidos en 1982 para la declaración de la Parroquia como monumento nacional, y como conjunto histórico – artístico el casco urbano de Cazalla.

[19] RAMOS, Manuel: “ Cazalla de la Sierra. Apuntes sobre su riqueza monumental y artística “, en Revista de Cazalla (1972).

[20] MORALES, Alfredo José – SANZ, María Jesús – VALDIVIESO, Enrique – SERRERA, Juan Miguel: Guía artística de Sevilla y su provincia. Diputación Provincial de Sevilla, 1981. Págs. 565 – 571.

[21] V.V.  A.A.: Inventario artístico de Sevilla y su provincia. Vol. I. Ministerio de Cultura, Madrid, 1982 - 1985. Págs. 115 – 123.

[22] BLANCO CANO, J. A.: Andar por la Sierra Norte de Sevilla. Acción Divulgativa, Madrid, 1992; GILPEREZ FRAILE, L.: Guía turística de los Parques Naturales de Andalucía. Acción Divulgativa, Madrid, 1992; MOLINA, J.: Manual práctico del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla. Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Sevilla, 1998; VALENZUELA, A. - CAMOYAN, A.: La Sierra Norte. Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, 1991; V.V.  A.A.: Sevilla y Andalucía Occidental. Acento Editorial, 1991; V.V.  A.A.: Sevilla y su provincia. 5 vols. Ediciones Gever, Sevilla, 1983 - 1985.

[23] QUEIRO FILGUEIRA, Ramón: Morfogénesis de los asentamientos urbanos de la provincia de Sevilla. Sevilla, 1984. (Tesis mecanografiada, Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla). Págs. 389 – 398.

[24] CARMONA GRANADO, Antonio: “ El pueblo, sus calles, sus nombres “, en Revista de Cazalla (1983), págs. 87 – 89.

[25] V.V.  A.A.: Análisis urbanístico de Centros Históricos de Andalucía: ciudades medias y pequeñas. Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, Sevilla, 2001.

[26] CANTERO, Pedro: Arquitectura del agua: fuentes públicas de la provincia de Sevilla. Diputación Provincial de Sevilla, 1995. Págs. 111 – 114.

[27] COLLANTES DE TERAN, Francisco: “ Los castillos del Reino de Sevilla “, en Archivo Hispalense, XVIII (1953), págs. 152 – 153.

[28] CASQUETE DE PRADO, Nuria: Los castillos de la Sierra Norte de Sevilla en la Baja Edad Media: aproximación histórica. Diputación Provincial de Sevilla, 1993; MARTINEZ DE AGUIRRE, Javier: “ Notas sobre las empresas artísticas y constructivas del Concejo de Sevilla en la Baja Edad Media (1370 - 1430) “, en Laboratorio de Arte n º 2 (1989), págs. 24 - 31.

[29] PALOMERO PARAMO, Jesús Miguel: “ La proyección del arte andaluz en Indias “, en Rábida n º 3 (1986).

[30] V.V.  A.A.: Edificios de tradición mudéjar en Andalucía (Jornadas Europeas de Patrimonio 2000). Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla, 2000. Págs. 57 – 58.

[31] CAMON AZNAR, José: La arquitectura plateresca. Madrid, 1945. Vol. I, pág. 173; La arquitectura y la orfebrería españolas del siglo XVI, vol. XVII de “ Summa Artis “. Espasa – Calpe, Madrid, 1959. Pág. 346; CHUECA GOITIA, Fernando: Arquitectura del siglo XVI, vol. XI de “ Ars Hispaniae “. Madrid, 1953. Pág. 244; GUERRERO LOVILLO, José: “ La Iglesia Parroquial de Cazalla “, en Revista de Cazalla (1972); HERNANDEZ DIAZ, José: “ Arte del Renacimiento al siglo XX “, en Andalucía. (Col. Tierras de España). Fundación Juan March – Editorial Noguer, Barcelona, 1980. Pág. 134; SANCHEZ MESA, Domingo: “ El arte andaluz hasta el siglo XIX “, en Historia de Andalucía, vol. IX. Editorial Planeta, Madrid, 1984. Pág. 243; CERVERA VERA, Luis: Arquitectura renacentista, vol. III de “ Historia de la Arquitectua española “. Zaragoza, 1986. Pág. 1123;  NIETO, Víctor – MORALES, Alfredo José – CHECA, Fernando: Arquitectura del Renacimiento en España (1488 – 1599). Cátedra, Madrid, 1989. Págs. 244; PALACIOS, J. C.: Trazas y cortes de cantería en el Renacimiento español. Ministerio de Cultura, Madrid, 1990; LOPEZ GUZMAN, Rafael: “ El lenguaje arquitectónico en el Renacimiento andaluz “, en La arquitectura del Renacimiento en Andalucía. Andrés de Vandelvira y su época. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla, 1992. Pág. 140; BERNALES BALLESTEROS, Jorge: El arte del Renacimiento: urbanismo y arquitectura, vol. IV de “ Historia del Arte en Andalucía “. Gever, Sevilla, 1994. Págs. 343 – 344; MORENO, Reyes: “ Una iglesia con vocación de catedral “, en Revista de Cazalla (1996); RECIO MIR, Alvaro: “ Realidad y proyecto en la arquitectura de la imperial Sevilla “, en Orto Hispalensis. Arte y Cultura en la Sevilla del Emperador. Ayuntamiento de Sevilla, 2001. Pág. 63.

[32] OSUNA JIMENEZ, José María: “ La Cartuja de Cazalla. Gloria y tristeza de unas bellísimas ruinas “, en ABC de Sevilla (11 – VII – 1957); CUARTERO Y HUERTA, Baltasar: Historia de la Cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla y de su filial de Cazalla de la Sierra. Edición facsímil, Turner, Madrid, 1988. (2 vols.); VILLALBA RAMOS, Antonio: “ La Cartuja de Cazalla, cinco siglos de historia y sigue “, en Revista de Cazalla (1991); GOMEZ MARIN, Rafael: Cartuja de Cazalla – El Pedroso. El fantasma de las tercianas. El Pedroso, 1997.

[33] CHUECA GOITIA, Fernando: “ La Cartuja de Cazalla de la Sierra “, en Academia. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando n º 44 (1977), págs. 87 – 88; CAMPOS CARRASCO, Juan Manuel – MILLAN LEON, José – FERNANDEZ CARO, José Juan: “ Estudio histórico – arqueológico del monasterio cartujo de Cazalla de la Sierra (Sevilla) “, en Anuario Arqueológico de Andalucía (1986), vol. III. Sevilla, 1987. Págs. 380 – 387; HERNANDEZ GONZALEZ, Salvador: “ Paseo histórico – artístico por la Cartuja de Cazalla “, en Revista de Cazalla (1997), sin paginar; “ La Cartuja de Cazalla a fines del siglo XVII, a través de un inventario inédito del año 1680 “, en Revista de Cazalla (1999).

[34] HERNANDEZ GONZALEZ, Salvador: Nuestra Señora del Monte, Patrona de Cazalla. Historia, arte y devoción. Cazalla de la Sierra, 2001.

[35] HERNANDEZ GONZALEZ, Salvador: “ La Parroquia de Nuestra Señora de Consolación a principios del siglo XVIII: notas histórico – artísticas “, en Revista de Cazalla (1996); “ San Sebastián Mártir, Patrón olvidado de Cazalla “, en Boletín Informativo de la Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Monte n º 1 (abril de 1998); “ La ermita y Hermandad del Carmen “, en Revista de Cazalla (1998); “ La antigua iglesia de San Benito “, en Boletín Informativo de la Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Monte n º 2 (agosto de 1998); “ El ex – convento de San Francisco, vulgo de los Diezmos “, en Revista de Cazalla (2000); “ Noticias histórico – artísticas sobre el convento de Madre de Dios de Cazalla “, en Revista de Cazalla (2001); “ Noticias en torno a la ermita de Nuestra Señora de los Remedios “, en Boletín Informativo de la Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Monte n º 4 (agosto – septiembre de 2001); “ El ex – convento de San Agustín de Cazalla “, en Revista de Cazalla (2002).

[36] RECIO MIR, Alvaro: “ La portada de la Casa de los Arnaud en Cazalla de la Sierra “, en Revista Aparejadores n º 58 (mayo de 2000), págs. 76 – 80.

[37] V.V.  A.A.: Pósitos, cillas y tercias: catálogo de antiguas edificaciones para almacenamiento de granos. Sevilla, 1991. Págs. 416 – 417.

[38] LOPEZ MARTINEZ, Celestino: El escultor y arquitecto Juan de Oviedo y de la Bandera (1565 – 1625). Sevilla, 1943. Pág. 31.

[39] HERNANDEZ DIAZ, José: Imaginería hispalense del Bajo Renacimiento. Sevilla, 1951. Págs. 91 – 92; AZCARATE, José María: Escultura del siglo XVI, volumen XIII de “ Ars Hispaniae “. Madrid, 1958. Pág. 338; CAMON AZNAR, José: La escultura y la rejería españolas del siglo XVI, volumen XVIII de “ Summa Artis “. Espasa – Calpe, Madrid, 1967. Pág. 281.

[40] PEREZ ESCOLANO, Víctor: Juan de Oviedo y de la Bandera (1565 – 1625): escultor, arquitecto e ingeniero. Diputación Provincial de Sevilla, 1977. Págs. 24 – 29.

[41] PALOMERO PARAMO, Jesús Miguel: El retablo sevillano del Renacimiento: análisis y evolución (1560 – 1629). Diputación Provincial de Sevilla, 1982. Págs. 354 – 358.

[42] GILMAN PROSKE, Beatrice: “ Relieve de un retablo de Juan de Oviedo “, en Archivo Español de Arte, XXXIV (1961), págs. 271 – 274; MARTIN GONZALEZ, Juan José: Escultura barroca en España, 1600 – 1770. Editorial Cátedra, Madrid, 1983. Pág. 127.

[43] PALOMERO PARAMO, Jesús Miguel: Op. cit., págs. 361 – 362 y 413; HERNANDEZ DIAZ, José: Juan Martínez Montañés (1568 – 1649). Ediciones Guadalquivir, Sevilla, 1987. Págs. 114 – 115 y 168 – 169.

[44] FLORES GARCIA, Francisco José: “ Real e Ilustre Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz de Jerusalén y Nuestra Señora de los Dolores. Iglesia del Convento de Madre de Dios. Cazalla de la Sierra “, en Nazarenos de Sevilla, vol. II. Ediciones Tartessos, Sevilla, 1997; “ Real e Ilustre Hermandad de la Santa Vera Cruz, Santísimo Cristo de la Salud y María Santísima de la Esperanza. Iglesia de Nuestra Señora de Consolación. Cazalla de la Sierra “, en Crucificados de Sevilla, vol. III. Ediciones Tartessos, Sevilla, 1997.  

[45] HERNANDEZ GONZALEZ, Salvador: “ Hermandad de la Sagrada Entrada en Jerusalén. Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Consolación. Cazalla de la Sierra “, “ Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista. Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Consolación. Cazalla de la Sierra “, y “ Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo. Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Consolación. Cazalla de la Sierra “, en Misterios de Sevilla, vol. III. Ediciones Tartessos, Sevilla, 1999.

[46] MARTIN MACIAS, M.: “ Arte colonial en las cofradías sevillanas “, en Buenavista de Indias n º 6 (1992), págs. 29 – 30.

[47] MERCHAN CANTISAN, Regla: El Deán López – Cepero y su colección pictórica. Diputación Provincial de Sevilla, 1979.

[48] CRUZ VALDOVINOS, José Manuel: Cinco siglos de platería sevillana. Sevilla, 1992. Págs. 48 – 49.

[49] ESTERAS MARTIN, Cristina: “ Nuevas aportaciones a la historia de la platería andaluza – americana “, en Andalucía y América en el siglo XVII. Terceras Jornadas de Andalucía y América.  Sevilla, 1985. Vol. II, págs. 35 – 36.


[50] SANZ SERRANO, María Jesús: “ Punzones de la ciudad de Sevilla hasta fines del siglo XVI “, en Revista de Arte Sevillano n º 2 (1982), págs. 3 – 9; “ Marcaje y falsificaciones en la platería barroca sevillana “, en Laboratorio de Arte n º 2 (1989), págs. 91 – 113.

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