sábado, 8 de agosto de 2015

La proclamación del dogma de la Asunción (1950) a través de la prensa sevillana



 "La proclamación del dogma de la Asunción (1950) a través de la prensa sevillana"

por 
Salvador Hernández González

en

Asuncionista. Boletín Religioso, Cultural e Informativo de la 
Hermandad de Nuestra Señora de la Asunción, Decano de Cantillana 
 n º 6 (agosto de 2000), págs. 27 – 34.




La proclamación del Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950, acontecimiento de trascendental importancia para nuestra fe católica y cuyo cincuentenario nos disponemos a conmemorar en este Año Santo Jubilar de 2000, tuvo un amplio reflejo a través de la prensa sevillana de la época. No podía ser de otro modo, si se tiene en cuenta no sólo la habitual presencia de información sobre la vida religiosa y cofrade en las páginas de los periódicos tanto ayer como hoy, sino también la larga y acendrada tradición asuncionista de la Archidiócesis sevillana, que en aquel año se manifestó con especial intensidad a través de un amplio programa de cultos, procesiones y actos culturales [1].



Meses antes de la esperada efemérides la capital hispalense se dispuso a preparar los grandes fastos con los que se iba a celebrar la definición dogmática. Aunque en la ciudad se iba a desarrollar como decimos numerosos eventos, una representación de Sevilla se desplazaría a Roma para asistir a los actos allí previstos. Así se acordó en la Comisión municipal permanente celebrada el 9 de septiembre, en la que se dio lectura a “ una interesante propuesta del Alcalde encaminada a que en el solemnísimo acto en que el orbe católico va a escuchar de los propios labios del Sumo Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra, Su Santidad Pío XII, la definición dogmática de la Asunción de la Virgen María a los cielos, se halle presente y dignamente representada nuestra ciudad, la de más antigua tradición mariana y primer voto asuncionista“

asuncion
La representación sevillana pediría de antemano tribuna especial en el templo de San Pedro, “ por la significación de Sevilla en la devoción de la Asunción de la Virgen “, invitándose a cabildos, asociaciones y corporaciones de notable fervor mariano y a la Comisión de cofradías para que una delegación de las mismas se adscriba a la representación de la ciudad, siendo sufragados los gastos por las arcas municipales. Igualmente se acordó que el día de la fiesta de la Asunción ondearía en la Casa Consistorial la bandera blanca y celeste “ que luce en la festividad de la Inmaculada y que es muestra del marianismo de Sevilla “  [2].



Ya al siguiente de mes de octubre, concretamente el día 21, la representación sevillana, presidida por el alcalde, señor Piñar y Miura, emprendió, el camino hacia Roma - previa escala en Madrid y Barcelona – “ para asistir a la proclamación dogmática de la Asunción de la Virgen, lucrar las indulgencias del Año Santo y hacer entrega de la reproducción del paso procesional de la Virgen de los Reyes que, como presente y costado por suscripción pública, ofrece Sevilla a Su Santidad el Papa “  [3]

Cuatro días más tarde, el 25, el literato José Andrés Vázquez, en un artículo publicado en ABC de Sevilla bajo el título de Sevilla y el dogma de la Asunción e ilustrado con la reproducción fotográfica del relieve de este misterio situado en el tímpano de la portada de su nombre en la Catedral de Sevilla, subrayaba el importante papel jugado por Sevilla en conseguir la definición del dogma asuncionista, testimoniado no sólo por  “ los numerosos templos de la capital y su archidiócesis y la dilatada iconografía pictórica y escultórica dedicada a esta inefable advocación “ , sino por las gestiones emprendidas hacía entonces medio siglo por algunos miembros del Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla en este sentido, elevando un mensaje a la Santa Sede “ en el que se recogieron firmas y adhesiones innumerables de la capital y su archidiócesis, y de muchas ciudades y villas españolas que fueron invitadas o espontáneamente acudieron “, aunque estas piadosas iniciativas tendrían que esperar para recoger su fruto hasta 1950, cuando, en palabras del propio José Andrés Vázquez, “ por Voluntad Altísima ya el dogma de la Asunción es gozo y consuelo de las almas “  [4].



Desde el día 23 se encontraba en Roma el Cardenal Segura, al que se le irían uniendo otras autoridades españolas – entre ellas treinta y siete prelados - y los numerosos grupos de peregrinos que ya estaban en camino. Así, el día 25 salió para Roma el alcalde de La Coruña, portando un certificado del año 1940 “ en el que se acredita que la corporación municipal coruñesa juró defender el dogma de la Asunción de la Virgen “

El propio día pasaba por Barcelona y de camino hacia Roma la comisión del Ayuntamiento de Sevilla, “ presidida por el Alcalde y la forman varios tenientes de alcalde y concejales; el canónigo de la Catedral hispalense doctor Tovar, el predicador de la ciudad y Capellán Real doctor Bandarán, el secretario de la Corporación Municipal y altos funcionarios “ [5]. Para el día 30 estaba prevista, a las nueve de la mañana, la salida de la representación oficial española, integrada por el presidente de las Cortes y del Consejo del Reino – en representación del Jefe del Estado - , ministro de Educación Nacional, obispo de Madrid – Alcalá, algunos procuradores en Cortes y los arzobispos de Santiago y Valencia y obispos de Avila, Cartagena, Ciudad Real, Córdoba, Guadix – Baza, Jaén, Lérida, Málaga, Orense, Palencia, Plasencia, Salamanca, Tánger, Vera Paz (Guatemala) y Vicario Apostólico de Urubamba (Perú) [6].



El día 29 se recibía de la Nunciatura Apostólica en España un comunicado en el que se concedía la celebración, para el día uno del siguiente mes de noviembre, de una misa solemne de la Asunción, añadiendo la oración del día, es decir, la de todos los santos. En esa fecha a Roma llegaban continuos regueros de peregrinos de todo el mundo que hacían ya muy difícil encontrar alojamiento en la Ciudad Eterna, donde todavía se esperaba la llegada de “ 38 cardenales, 132 arzobispos y 372 obispos de todas las partes del mundo “ y algunas delegaciones de países de Hispanoamérica. 

En la tarde del día anterior había partido desde Valencia y en el vapor “ Ciudad de Sevilla “ la representación del Ejército español, compuesta por unos seiscientos jefes y oficiales de Tierra Mar y Aire. En el mismo día el Ayuntamiento de Cádiz acordó asistir, bajo mazas, al pontifical que se celebraría en la Catedral de esta ciudad, enviándose un expresivo mensaje al Nuncio de Su Santidad “ notificándole el júbilo de la ciudad por el fausto acontecimiento “  [7]. Paralelamente, hay que recordar como en la capital hispalense se celebró un acto asuncionista en el Coliseo España de la Avenida de la Constitución, en el que el padre Ramón Cué lanzó un mensaje poético basado en la interpretación de la Asunción del Greco [8]



La delegación española llegaba a Roma – donde ya se encontraban más de ocho mil compatriotas - el día 30, alojándose sus componentes en la Embajada de España ante la Santa Sede. Al mismo tiempo se iba intensificando el ambiente religioso: una procesión con una imagen de Nuestra Señora de Montserrat recorría las calles de la urbe romana para entronizarla en la iglesia de Santiago de los Españoles, “ seguida del abad mitrado (de Montserrat) y de más de cuatro mil peregrinos y precedida por la escolanía famosa, perfumaba su paso (...) con el cántico espléndido del Mirolay “.  

El Santo Padre concedía una audiencia a los mil quinientos maestros españoles que habían realizado su peregrinación para este evento, seguida de una recepción a la misión oficial española en la citada Embajada de España, “ a la que han concurrido gran parte de la colonia, altas dignidades eclesiásticas y numerosas personalidades italianas y del Vaticano “. El mismo día se reunió el Sagrado Consistorio para proclamar el tan esperado dogma, con la presencia del Papa, quien destacó en su alocución que “ se trata de un acontecimiento que colmará de infinita alegría a Nos, a vosotros y a todo el mundo católico (...) Que este acontecimiento quede en honra del santo nombre de Dios y en utilidad de la doctrina cristiana, y sea para todos un nuevo símbolo de piedad hacia la Santísima Virgen “  [9].

  
 La víspera de la trascendental fecha asuncionista del 1 de noviembre de 1950 estuvo marcada en Roma por la profusión de actos religiosos y “ de emociones que van plegándose vertiginosamente en cada hora, en cada minuto que pasa “ . Así, Julián Cortés Cavanillas, corresponsal del ABC, señalaba que  “ España – firma clabarda de una fe vigorosa en el amor a la Virgen – va bordando, con la participación de sus peregrinos, las cenefas rutilantes de oro y arabescos del universal tapiz asuncionista de María Inmaculada con manifestaciones elocuentemente expresivas de su constante fidelidad y perpetuo homenaje a la Madre de Dios “. En efecto, en la mañana del 31 de octubre la representación oficial del Gobierno español asistió a una misa en la iglesia de Montserrat, a cuya conclusión se rezó un responso ante la tumba del rey Alfonso XIII. Por la tarde se trasladó la imagen de la Virgen bajo la advocación de Salus Populi Romani en multitudinaria procesión desde la iglesia de Santa María de Araceli a la Basílica de San Pedro, a cuya llegada “ la voz del Papa (...) recitó la bellísima oración que el Santo Padre ha compuesto en honor de la Asunción de María, y vino después el otro momento, en que las aclamaciones de aquella inmensa multitud se hicieron tempestad en la noche serena y estrellada que va gestando el día más glorioso para la catolicidad del siglo XX, en que el dogma mariano de la Asunción se proclamaba “ urbi et orbe “ en loor eterno, en lo humano, de Nuestra Señora “

Finalizada la procesión, Pío XII impartió su bendición a la enorme multitud allí congregada, orando a continuación ante la imagen de la Virgen. El mismo día comenzó, en la Congregación de Propaganda Fide, el Congreso Mariano [10]. En Sevilla, recordemos que la Diputación Provincial acordó – en el pleno celebrado en esta fecha – adherirse a todos estos actos, y ya en la tarde de este último día de octubre salió en procesión extraordinaria la Esperanza de Triana, por una ciudad en la que “ cundieron las iluminaciones por doquier y las colgaduras. Las Casas Consistoriales vistieron sus galas con tapices, reposteros, flores y luces, y ante ellas hubo conciertos musicales, que dieron a la noche ese airecillo de fiesta mayor que impregna todavía – gracias a Dios – los mejores días de la Tierra de María Santísima “  [11].



El programa de actos del gran día – anunciado por el diario ABC en la portada de su edición sevillana con la reproducción de un grabado antiguo de la Asunción de la Virgen, seguido por un artículo de Luis Araujo Costa sobre el dogma asuncionista [12] - se dividió en dos partes: la solemne definición dogmática en la plaza de San Pedro, y a misa pontificia en la Basílica. La mañana comenzó con la procesión episcopal que por la vía de la Conciliación y escoltada por la Guardia suiza se dirigió hasta la plaza de San Pedro, donde en una tribuna especial se encontraban las representaciones oficiales, entre ellas la española. 

A las nueve en punto apareció Su Santidad, quien se dirigió, bajo palio y en la silla gestatoria, a la plaza, impartiendo su bendición. Una vez instalado el Pontífice en su trono ante la fachada principal de San Pedro, recibió el voto de obediencia del Sacro Colegio Cardenalicio, tras lo cual el cardenal Tysserant, encargado de pedir al Santo Padre la proclamación del dogma de la Asunción, pronunció la solicitud, elevándose a continuación, en medio de un silencio impresionante, plegarias al Espíritu Santo. A las nueve y media en punto Pío XII hizo la proclamación solemne del dogma de la Asunción de la Santísima Virgen a los cielos, pronunciando la definición en latín, acogida por los fieles con las más vibrantes demostraciones de entusiasmo. Seguidamente Su Santidad se dirigió en italiano a los fieles allí congregados, señalando, entre otras palabras, “ que la Madre de Dios tiene otra corona más fulgurante (...) Desde tanto tiempo invocado, finalmente este día es nuestro y es vuestro (...) La humanidad que en nada cree va viendo como la Virgen Santísima nos va llenando de gracia (...) Aquella que fue destinada por Dios a ser la Madre del Verbo encarnado, recibe hoy la palabra de Dios (...) Hoy nos cumple suplicar a la Virgen de la Asunción para que nos devuelva el amor hacia el prójimo y la confianza en nuestros hermanos y que vuelva la caridad (...) “.



La segunda parte de la ceremonia fue como hemos dicho la misa de pontifical en el interior de la Basílica. A continuación de la oración inicial del Papa, de rodillas, entre cardenales, arzobispos y obispos, comenzó la misa con las oraciones rituales, mientras se entonaba el canto de tercia. Cuando el Pontífice subía las gradas del altar comenzaron los cánticos de la misa de Palestrina compuesta en honor de la Asunción. Finalizada la misa, se organizó el cortejo de salida, presidido nuevamente por Pío XII desde la silla gestatoria en medio de un inmenso gentío, concluyendo los actos cerca de la una de la tarde [13].



Paralelamente, en nuestro país se sucedían fervorosos y solemnes actos para conmemorar tan histórica jornada para el catolicismo español. En la Catedral de Toledo, el Cardenal Primado, Doctor Pla y Deniel, tras escuchar por la retransmisión desde el Vaticano, ofició un solemnísimo Te Deum y pontifical. En Madrid hubo misa solemne en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. En Cádiz se celebró en la catedral un solemnísimo pontifical, presidido por las autoridades y las corporaciones municipal y provincial, ambas bajo mazas, y ya a la tarde salió una magna procesión moriana. En Sevilla, con el templo metropolitano abarrotado de fieles, también se retransmitió la ceremonia vaticana, celebrándose la misa de la Asunción – con música de Palestrina – por expresa concesión pontificia, para organizarse inmediatamente la procesión al Monumento de la Plaza del Triunfo [14].



Y en el caso de Cantillana, el fervor asuncionista no podía menos que desbordarse, como elocuentemente lo recoge la prensa de la época [15] :



“ Cantillana, durante los días 31 de octubre y primero de noviembre ha vivido unas fechas de regocijo, pues se han visto colmadas sus aspiraciones de tantos años.La mayor parte del pueblo ostentaba colgaduras, balcones y fachadas artísticamente adornadas y varios altares en las calles, haciendo además imágenes de la Asunción gloriosa.Desde el amanecer del día 31, muchos cientos de cohetes atronaban en espacio y en la noche una profusión enorme de alumbrado daba un aspecto parecido a la víspera del día del Corpus en Sevilla.Todo el pueblo se echó a la calle para ver las colgaduras y alumbrado, semejando uno de los mayores días de fiesta.Llegado el día primero, acudió un enorme gentío a la iglesia parroquial para oír la santa palabra de Su Santidad el Papa. Precedió una Comunión general numerosísima. En la noche del día primero, un Rosario asuncionista, casi improvisado, circuló (por) las calles del pueblo. No se ha conocido jamás un acto de fervor tan grande como el de esta noche. En dicho Rosario iban gran cantidad de hombres y muchachos y el número de mujeres y niños podría contarse por millares.A la terminación de este acto se cantó en la iglesia parroquial el Himno Mariano y una Salve en acción de gracias por todos los congregados y al entrar el Rosario en su ermita se cantó por todo el pueblo el Himno de la Asunción, hermoso canto, cuyas estrofas exaltan los corazones “.



Paralelamente, el importantísimo papel desempeñado por Cantillana en el movimiento asuncionista hispalense fue subrayado en algunos artículos de sentido histórico y literario, como el de C. Gómez Bajuelo en el diario ABC de Sevilla , donde se hace se traza una síntesis histórica de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y se reseñan sus valores artísticos, entre los que destaca su magnífico retablo mayor, presidido “ por la bellísima escultura “ de la Titular [16]. En el mismo sentido se expresaba Luis J. Pedregal al tratar, en la revista Archivo Hispalense, sobre la devoción asuncionista en Sevilla [17].



En consonancia con la trascendencia del momento que se estaba viviendo, la Santísima Virgen de la Asunción recorrió las calles de Cantillana en procesión extraordinaria el siguiente 3 de diciembre, en rotunda manifestación de fervor que haría acreedora a su Hermandad de la bendición pontificia de Pío XII, enviada a través de telegrama dirigido al párroco Don Francisco Ruiz Calaña [18], lo que en definitiva viene a confirmar la intensidad con que se vivió esta efemérides, que hemos querido evocar en estas páginas.



   




* Publicado en Asuncionista. Boletín Religioso, Cultural e Informativo de la Hermandad de Nuestra Señora de la Asunción, Decano de Cantillana n º 6 (agosto de 2000), págs. 27 – 34.

 

[1] POZO RUIZ, Alberto: “ Sevilla y la Proclamación Dogmática Asuncionista “, en Boletín Religioso, Cultural e Informativo de la Hermandad de Nuestra Señora de la Asunción, Decano de Cantillana, n º 5 (agosto de 1999), págs. 19 – 23.

[2] HEMEROTECA MUNICIPAL DE SEVILLA (en adelante, H. M. S.): ABC de Sevilla, n º 14.687 (10 – IX – 1950), pág. 15: “ A la Definición Dogmática en Roma de la Asunción de la Virgen asistirá el Municipio sevillano “.

[3] H.M.S.: ABC de Sevilla, n º 14.720 (22 – X – 1950), pág. 15: “ Salió para Roma la representación sevillana, presidida por el Alcalde, que asistirá a la proclamación dogmática de la Asunción “.

[4] H.M.S.: ABC de Sevilla, n º 14.722 (25 – X – 1950), pág. 5: “ Sevilla y el Dogma de la Asunción “, por José Andrés Vázquez.

[5] H.MS.: ABC de Sevilla, n º 14.723 (26 – X – 1950), pág. 14: “ Ante la proclamación del Dogma Asuncionista “.

[6] H.M.S.: ABC de Sevilla, n º 14.724 (27 – X – 1950), pág. 16: “ Ante la proclamación del Dogma Asuncionista “.

[7] H.M.S.: ABC de Sevilla, n º 14.726 (29 – X – 1950), pág. 12: “ Ante la proclamación del Dogma Asuncionista “.

[8] POZO RUIZ, Alberto: “ Sevilla y la Proclamación Dogmática Asuncionista “, op. cit., pág. 19.

[9] H.M.S.: ABC de Sevilla, n º 14.727 (31 – X – 1950), págs. 15 – 16: “ Se reúne el Consistorio para promulgar el Dogma de la Asunción “.

[10] H.M.S.: ABC de Sevilla, n º 14.728 (1 – XI – 1959), págs. 11 – 12: “ El Dogma Glorioso de la Asunción será hoy definido y proclamado solemnemente por Pío XII “.

[11] Ibídem, pág. 13 y 19.

[12] Ibídem, portada y pág. 3.

[13] H.M.S.: ABC de Sevilla, n º 14.729 (2 – XI – 1950), págs. 7 – 9: “ Su Santidad Pío XII, ante multitudinaria representación del orbe católico que llenaba la Plaza de San Pedro, de Roma, proclama solemnemente el dogma de la Asunción a los cielos, en cuerpo y alma, de la Santísima Virgen Inmaculada “.

[14] Ibídem, pág. 10.

[15] H.M.S.: El Correo de Andalucía, n º 17.298 (12 – XI – 1950), pág. 7: “ Cantillana celebra la proclamación del Dogma Asuncionista “.

[16] H.M.S.: ABC de Sevilla, n º 14.744 (19 – XI – 1950), pág. 5: “ Cantillana, lugar señero en el fervor asuncionista “, por C. Gómez Bajuelo.

[17] PEDREGAL, Luis J.: “ La devoción asuncionista en Sevilla. Aportación para su historia “, en Archivo Hispalense, n º 43 – 44 (1950), págs. 268 – 269.


[18] H.M.S.: El Correo de Andalucía, n º 17.323 (13 – XII – 1950), pág. 2: “ El Santo Padre bendice a la Hermandad de la Asunción de Cantillana “.

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