sábado, 8 de agosto de 2015

Un pleito entre la Hermandad de Montesión y la de Consolación, del Gremio de los Pasamaneros (1644)

  "Un pleito entre la Hermandad de Montesión y la de Consolación,
 del Gremio de los Pasamaneros (1644)"

por 
Salvador Hernández González

en Boletín de la Hermandad de Montesión de Sevilla n º 59 
(septiembre de 2001), pág. 11.




El afán pleitista que caracterizaba a la vida cofrade de siglos pasados se manifestaba en cualquier ocasión y por el más nimio motivo, ocasionando, como es sabido, no pocas fricciones, tanto entre las cofradías y la autoridad eclesiástica como entre las propias hermandades. En este último caso las razones de disputa eran tan variopintas que iban desde las habituales cuestiones de etiqueta y precedencia en el Corpus o el lugar en los llamamientos de Semana Santa hasta curiosas confusiones y malentendidos a cuenta de las advocaciones de las imágenes. 

Este fue el caso del conflicto surgido en 1644 entre la Hermandad de Montesión y la de Nuestra Señora de Consolación, del gremio de los Pasamaneros, corporación mal conocida y que como especifica la documentación que utilizamos [1] , radicaba en la iglesia del mismo título, más conocida por Los Terceros, por su pertenencia como se sabe a la Tercera Orden Regular franciscana.

El 16 de febrero de dicho año comparecía ante el Provisor del Arzobispado de Sevilla Juan de Tapia en nombre de la Hermandad de Montesión, exponiendo como “ de más de setenta años a esta parte la dicha cofradía sale los Jueves Santos con su disciplina a andar la estación que las demás cofradías de disciplina que salen en Semana Santa “, para cuyos gastos contaban con las limosnas pedidas por los hermanos, autorizados para ello por la oportuna licencia emanada de la autoridad eclesiástica. 

Sin embargo, como nos sigue contando Juan de Tapia, algunos hermanos y oficiales de esta hermandad se dieron de baja en ella, pasando a engrosar las nóminas de la citada Hermandad del Consuelo en los Terceros. Pero el problema radicaba en que estos nuevos hermanos del Consuelo comenzaron a salir por las calles de la ciudad pidiendo limosnas en nombre de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, la que precisamente habían abandonado, con lo que los fieles y devotos eran víctimas de no pocos fraudes cuando comprobaban que sus limosnas no llegaban a la imagen mariana de la capilla anexa al convento de los Dominicos, sino a la de los Terceros. Además se daba el agravante de que la hermandad de Consolación era de gloria, por lo que carecía del derecho de pedir limosna en Cuaresma, reservado, como señalaba Juan de Tapia, a las de penitencia, “ que en el dicho tiempo se les da licencia para pedir limosna “.


Ante esta situación, el representante de Montesión pedía que se tomasen medidas contra la Hermandad de Consolación, “ para que no pida limosna para la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario ni en tiempo de Cuaresma y exhiban la licencia que tienen (...) para poder pedirla “. El Provisor conminó a los hermanos de Consolación a que se abstuviesen de pedir tales limosnas en nombre de una cofradía que no era la suya, ordenándoles que presentasen los permisos que tuviesen para ello junto con las Reglas por las que se gobernasen. Así lo hizo, en nombre de su Mayordomo, Fernando de Silva, quien presentó las Reglas solicitadas – aunque en la documentación no se recoge su texto ni su fecha de aprobación – , argumentando en su defensa la necesidad de tales limosnas para poder pagar un vestido que se había confeccionado a su Titular, finalidad para la que insistía en solicitar el oportuno permiso.


Dos días más tarde el Provisor, que a la sazón lo era Don Cristóbal Mansilla, decretó una solución de compromiso entre ambas partes. Dos hermanos del Consuelo podrían pedir limosnas para sufragar el vestido de su imagen, pero sólo durante dos meses y absteniéndose de solicitarlas en nombre de Nuestra Señora del Rosario.



A pesar de su brevedad, el documento analizado es muy revelador, en definitiva, de la fuerte identificación de la Hermandad de Montesión con la advocación de Nuestra Señora del Rosario, manifestada como hemos visto en la denuncia que hizo de la indebida utilización de  este título mariano por parte de los hermanos de Consolación, episodio que viene a ilustrarnos sobre la conflictiva vida de nuestras hermandades en el complejo y difícil siglo XVII.












* Publicado en Boletín de la Hermandad de Montesión de Sevilla n º 59 (septiembre de 2001), pág. 11.



[1] ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA, sección III (Justicia), serie Colegios, Conventos y Hospitales, legajo 2408: Montesión. Autos Ordinarios (1644).

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